Alargan la vida de los alimentos, son un excelente aliño y una base magnífica para las marinadas. Un buen vinagre logra dar un toque diferenciado y personal a nuestros platos.
El vinagre se conoce desde tiempos remotos. En la Antigüedad se refrescaban con él las heridas e inflamaciones. Los griegos y los romanos le dieron un uso más refinado al mezclarlo con hierbas y especias, y en la Edad Media ya era un ingrediente habitual en la cocina. Hoy se utiliza para aliñar ensaladas, salsas y sopas, en marinadas, para conservar y macerar hortalizas o quesos, etc. Preparar vinagres aromáticos en casa es relativamente sencillo; para ello utiliza un buen vinagre de vino, que puedes aromatizar con hierbas, especias o frutas. Te explicamos cómo.
“Vino agrio”
Su origen hay que buscarlo en Oriente hace 5.000 años, aunque fueron los romanos quienes extendieron su consumo por Europa y lo bautizaron como vinum acre (vino agrio). El vinagre es el resultado de una doble fermentación alcohólica que convierte el contenido etílico en ácido acético, responsable de las propiedades antisépticas y conservantes del vinagre.
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