La infección por parásitos es el problema de salud mas infra valorado en los países occidentales. Estos son responsables de una multitud de síntomas y enfermedades, desde dolores articulares y fatiga crónica hasta diversos trastornos del sistema defensivo y inmune.
Pocos especialistas pertenecientes a los países civilizados y desarrollados están entrenados para reconocer los síntomas de una infección parasitaria. Estos parásitos viven a nuestra costa. Una multitud de diagnósticos y tratamientos son erróneos, por no tener en consideración este echo irrefutable: esta infectada mucha mas gente de lo que pueda parecer por una serie de parásitos, causando una diversidad de enfermedades.
Los parásitos intestinales y sus variadas clasificaciones, atacan diversos tejidos del organismo y se comportan como poderosas sanguijuelas succionando, destruyendo los tejidos y produciendo de esta forma una amplia variedad de trastornos.
Hemos podido observar que cada paciente con desordenes del sistema inmunológico, incluyendo una multitud de alergias (especialmente alergias alimentarías), y pacientes con una fatiga inexplicable o síntomas crónicos intestinales deberían ser considerados como pacientes afectados de parasitismo intestinal.
¿De dónde vienen estos parásitos?
Posiblemente el aspecto más perturbante de las infecciones parasitarias es que provienen de varias de las cosas que necesitamos para sobrevivir: el agua que bebemos, el agua de la ducha o del baño, la comida que comemos, el aire que respiramos. Animales domésticos, practicas sexuales, guarderías, centros geriátricos y viajes internacionales están también implicados.
Tratamiento de parásitos intestinales:
Los tratamientos con drogas (fármacos), no son sino pesticidas, no son siempre efectivos. Además en cada caso de infección, el tratamiento debe ser bien valorado pues la droga utilizada suele ser muy tóxica. Por ejemplo, el mebendazole, utilizado muy a menudo para estos tratamientos suele producir dolores abdominales, diarrea y reacciones cutáneas.
El Metronidazole (Flagyl), utilizado para tratar la giardiasis, amibiasis y trichomoniasis, puede producir nauseas, dolores de cabeza, desorientación y puede dejar un sabor metálico en la boca. Además puede favorecer el crecimiento de hongos en la boca, mas aun, deprimir todavía mas a un sistema inmune ya deprimido.
Se dice que el tratamiento con una dosis de Metronidazole es efectiva en un 90%. Veinticinco años atrás esto podía ser cierto, pero el protozoo se ha hecho muy rápidamente resistente. Hoy por hoy el porcentaje de curación natural es inferior al 5%. Aproximadamente la mitad de los pacientes tratados con Metronidazole se han quejado de los efectos secundarios, el 10% dice negarse a volver a tomar el tratamiento .
La habilidad de los parásitos para adaptarse es muy notable. Como las bacterias, los parásitos pueden utilizar sus periodos de recuperación para fortalecer y endurecer sus membranas celulares para volverlas prácticamente impermeables. Esta capacidad de adaptación fue observada después de varios estallidos de Cryptosporidia en varias ciudades Americanas entre los años 80 y 90. Los brotes estaban relacionados con la calidad del agua potable. Se debatió acerca del uso adecuado de la clorina y de cómo este potente desinfectante puede tener a raya los brotes. Pero varios de los brotes provenían de fuentes de agua que cumplían todos los requisitos de calidad.
Entonces surgieron bruscamente una serie de estallidos de Cryptosporidiosis y Giardiasis que afecto a personas que frecuentaban centros deportivos y piscinas .
Será necesario tomar el tratamiento durante todo el ciclo de vida del parásito, pues debemos asegurarnos de matar al parásito y a sus huevos.
No existe un tratamiento único para los parásitos, debe ser polifacético. Una vez curado, el paciente necesitara unos ciertos cambios en su estilo de vida, que podrán prevenir una oportunista infección parasitaria. Es mas importante fortalecer el sistema inmunitario que atacar al “bicho” exclusivamente.
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